Cargué y pronto nos pusimos en marcha, a las 9 y media estábamos en la junta. El sorteo no había empezado, había poquitos puestos y parecía que iba a ser un día agradable.
De vez en cuando echaba un vistazo al carro para que no se pegasen, la orden de irnos a nuestras sueltas no se hizo esperar. Había nueve rehalas citadas para la ocasión, que se dividirían en dos sueltas para cazar "al choque". Un día entre amigos, soltábamos Jose Alejandro "Naranjito", Luismi "Pipo", Miguel y nosotros. Una mancha bastante dura debido a lo espeso del monte, pero mereció la pena.
Un principio tranquilo, en la primera media hora apenas hubo ladras. Al llegar a un cortadero los perros se cargaron de aires y como sabiendo donde estaban se dirigieron todos juntos a lo cerrado de unas madroñas junto a unos riscos. Pronto empezaron a cantar de parao, los anime con las voces y pude escuchar ese "guirigay" que se lia cuando se tiran a un guarro en la cama. Le aprentaron barrera abajo, me temblaba el alma escuchándolos, una ladra muy seguida de unos diez minutos finalizada con el agarre en la mano de Adrian. Los perros tardaron mucho en venir y es que desde donde la agarraron a la mano donde yo iba había un paseito.
Seguimos la montería sin mas novedad, las madroñas y las jaras se iban intercalando teniendo que ir en varias ocasiones de rodillas por las vereas de los muflones.
A unos 200 metros antes de llegar al cortadero donde nos tendríamos que dar la vuelta un perro empezó a dar de parao, todo en silencio, tan solo se le escuchaba a él. A este se le sumo otro y sentí el mano a mano, vi como entre las jaras venían cinco o seis perros como exhalaciones derechos al lugar donde jipaban sus compañeros. Echo a correr por una pedrera que parecía no acabar nunca, me paro, escucho, en ese momento la escucho gruñir y encamino mis pasos hacia ese lugar. Cuando llego me viene un peste a jabalí que me inunda los pulmones, me quito el macuto y saco el móvil, habrá que inmortalizarlo, ¿no? Le doy el móvil a mi padre, observo a los perros durante unos segundos y saco el cuchillo. Hay que acabar con el sufrimiento de los animales lo antes posible. Tras recuperar el aliento por la carrera empezamos a arrastrarla hacia el cortadero mas próximo, bebemos agua e iniciamos la vuelta.
Ninguna novedad, salvo que me repatea volver cazando y ver como se quitan los de los puestos. Llegamos al coche con 17 y me comentan que los otros dos están en la otra suelta, vamos a tener suerte, hoy acabamos pronto.