Empezamos la temporada jugando en casa y acompañado de mi padre como de costumbre. La noche fue muy larga, apenas pegue ojo y me levanto antes de que suene el despertador. Un desayuno ligerito para que luego quepan las migas y nos vamos a la perrera.
Parece que lo saben, escuchan la llave y aquello parece un coro, allí ladran todos, hasta los cachorros. Entre unas cosas y otras empezamos a cargar:
- Esta no que esta preñada.
- Echala que puede ir hoy.
- Que no, mejor la dejamos, si hay perros de sobra..
Bueno, tras varios cambios repentinos terminamos de cargar, van 23. Andamos sobrados... Eran las nueve y media y ya empezaba a picar el sol.
- Vaya día nos espera.
- Como no haya agua se jode algún perro, ya lo veras..
Llegamos a la junta, tarde, como de costumbre.. Somos peraleos, ¿que esperáis? Se sucedían los saludos, la mañana estaba animada pero.. ¿Y el del puesto? Le pregunto a mi padre si había hablado con él, nada de nada. Pues estamos de c..
- Voy a llamarle a ver que dice.
- Vale, dile que se de prisa que va a empezar el sorteo.
Después de una ristra interminable de llamadas consigo hablar con él, resulta que tenia la licencia caducada. Me dice que está en el cajero pero que no sabe el número donde hay que ingresarlo. Al final no cobramos...
Por fin y con la hora pegada al culo llega, mi padre ya le había cogido el puesto y se va inmediatamente.
Bueno, es nuestro turno. Recibimos instrucciones de Manuel, nos toca soltar con Jesús "el Chule" y dar todos los riberos de Gualija, las cancheras del Churrero hasta chocar con Julio "Carpas" y Paco "Pajas".
Soltamos sobre las doce, hoy por lo menos andamos bien.. Es una mano bastante larga, pero no hay monte.
Los perros iban y venían sin pausa pero el calor podía con ellos. Nada, no salieron ni pájaros, tan solo una corza en el tope que los perros no la vieron aunque es de las veces que se te ponen los pelos de punta. La Gitana empieza a calentarse en el rastro y ladra una vez, esa voz de los sabuesos, fría y ronca que se escucha desde la otra punta de la mancha. Acto seguido empiezan a llegar perros y emprenden una rápida carrera hacia donde vi por última vez al pequeño animal, me quede sorprendido, pocas veces había visto a mis podencos jipar el rastro y ahí iban, desde el primero hasta el último con una bonita ladra que parecía que no se iba a acabar nunca.
Estamos sin nadie le dije a mi padre. Al rato empezaron a aparecer manchas blancas por el cerro de enfrente, iban viniendo poco a poco, aunque desde entonces no volví a ver a la Nica.
Cuando íbamos llegando a la suelta salió otra ladra, no sabia lo que era. Llegamos a la suelta, los perros terminaron rendidos, tuvimos que llevar a alguno cogido durante un rato para que no se quedase en el sitio.. Empiezan a llegar monteros y me comentan que la ultima ladra era un guarro y que han escuchado a algún perro quejarse, los reviso pero están todos bien. Falta la Nica, esperamos un rato y me decido por ir a buscarla donde la vi por ultima vez.
- Papa, esta perra se ha despistao con los de la otra mano y anda por allí dando vueltas.
- Vamos y la das un par de voces a ver si acude.
No hicieron falta las voces, ya venia el camino arriba el pobre animal que no podía con su alma...
El resultado no estuvo mal a falta de reses en mi mano, sobre catorce o quince, entre ellos, un guarro que posteriormente dio bronce.
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