domingo, 1 de diciembre de 2013

Monteria en Garvin

El día amaneció fresco, el sol no dio la cara hasta bien entrada la mañana. Hoy tocaba madrugar un poco más, íbamos fuera y no me gusta que me tengan que esperar. Llegue a la perrera y empecé a soltar a los elegidos, hoy iban 19.
Cargué y pronto nos pusimos en marcha, a las 9 y media estábamos en la junta. El sorteo no había empezado, había poquitos puestos y parecía que iba a ser un día agradable.
De vez en cuando echaba un vistazo al carro para que no se pegasen, la orden de irnos a nuestras sueltas no se hizo esperar. Había nueve rehalas citadas para la ocasión, que se dividirían en dos sueltas para cazar "al choque". Un día entre amigos, soltábamos Jose Alejandro "Naranjito", Luismi "Pipo", Miguel y nosotros. Una mancha bastante dura debido a lo espeso del monte, pero mereció la pena.
Un principio tranquilo, en la primera media hora apenas hubo ladras. Al llegar a un cortadero los perros se cargaron de aires y como sabiendo donde estaban se dirigieron todos juntos a lo cerrado de unas madroñas junto a unos riscos. Pronto empezaron a cantar de parao, los anime con las voces y pude escuchar ese "guirigay" que se lia cuando se tiran a un guarro en la cama. Le aprentaron barrera abajo, me temblaba el alma escuchándolos, una ladra muy seguida de unos diez minutos finalizada con el agarre en la mano de Adrian. Los perros tardaron mucho en venir y es que desde donde la agarraron a la mano donde yo iba había un paseito.
Seguimos la montería sin mas novedad, las madroñas y las jaras se iban intercalando teniendo que ir en varias ocasiones de rodillas por las vereas de los muflones.
A unos 200 metros antes de llegar al cortadero donde nos tendríamos que dar la vuelta un perro empezó a dar de parao, todo en silencio, tan solo se le escuchaba a él. A este se le sumo otro y sentí el mano a mano, vi como entre las jaras venían cinco o seis perros como exhalaciones derechos al lugar donde jipaban sus compañeros. Echo a correr por una pedrera que parecía no acabar nunca, me paro, escucho, en ese momento la escucho gruñir y encamino mis pasos hacia ese lugar. Cuando llego me viene un peste a jabalí que me inunda los pulmones, me quito el macuto y saco el móvil, habrá que inmortalizarlo, ¿no? Le doy el móvil a mi padre, observo a los perros durante unos segundos y saco el cuchillo. Hay que acabar con el sufrimiento de los animales lo antes posible. Tras recuperar el aliento por la carrera empezamos a arrastrarla hacia el cortadero mas próximo, bebemos agua e iniciamos la vuelta.
Ninguna novedad, salvo que me repatea volver cazando y ver como se quitan los de los puestos. Llegamos al coche con 17 y me comentan que los otros dos están en la otra suelta, vamos a tener suerte, hoy acabamos pronto.

Montería Los Trampales

- ¿Pongo el reloj a las 8?
- ¿Para que? Si con que cargues a las diez tienes tiempo de sobra.
- Bueno, pues a las nueve entonces.
Me levanto, sin mucha prisa y me dirijo a la junta. Allí empiezo a saludar a los amigos, hay bastante gente y veo nuevas caras que en días anteriores no había coincidido con ellas. Tras un sin fin de saludos damos buen provecho de las migas. Las armadas empiezan a salir, y me dispongo a ir a cargar.
- ¿Adonde vas sin perros?
- Van 27, ¿no?
- ¿Y te parecen pocos?
Bueno, pues entonces cierra, que ya irán bastantes...
Llegamos a la junta, todavía no se han ido las traviesas. Hoy vamos con "Pipas" y Jorge, vaya mano...
Nos toca apretarnos las botas que hay que andar bastante, soltamos sobre las doce y media.
Les pido que suelten ellos antes para que no se queden mis cachorrillos en el carro, abro la puerta y allí no queda ni el tato. 
La zona está muy limpia y tan solo veo una cama de una cierva, los perros van por delante, haciendo su trabajo. Se me empiezan a bajar a los cerros de mi izquierda, y es que ahí si hay "bureo". 
Llego a rematar en el puesto de un amigo, cuando estoy allí me llama mi tío y me dice que me de prisa, que los de la mano de por debajo llevan ya una hora en el coche. ¡Esto es organización y lo demás es tontería!
De vuelta nada nuevo, los perros se vienen abajo y es que con este calor y sin ver nada hasta yo me echaría.
Me faltan perros desde primera hora, no son tontos y se van donde hay movimiento.
Llego al carro y cargo los pocos que vienen.
- Prepara lumbre que hoy va para largo.
- ¿Cuantos te faltan?
- Catorce nada mas.
Empiezan a llegar poco a poco, pero a las ocho me siguen faltando dos. Dejo el mono al lado de la lumbre y bajo a descargar los que hay. 
Ya descargaos y echaos de comer subo a la suelta de nuevo, cuando llego esta el Jarales esperando con gesto desconfiao, a estos podencos  no los pone la mano encima cualquiera. Le cargo en el coche y toco el caracol por si acudiese el que falta pero allí no aparece nadie salvo "Pipas" que viene en busca de dos.
- Bueno, pues me da que alguno va a hacer noche al sereno. Vamos a desenganchar el carro por si viniese que no se vaya y mañana venimos a asomarnos.
A la mañana siguiente estaba en el carro echo una rosca, a los grados que marca el coche no tiene que hacer mucho calor.

Montería El Puerto

Empezamos la temporada jugando en casa y acompañado de mi padre como de costumbre. La noche fue muy larga, apenas pegue ojo y me levanto antes de que suene el despertador. Un desayuno ligerito para que luego quepan las migas y nos vamos a la perrera.
Parece que lo saben, escuchan la llave y aquello parece un coro, allí ladran todos, hasta los cachorros. Entre unas cosas y otras empezamos a cargar:
- Esta no que esta preñada.
- Echala que puede ir hoy.
- Que no, mejor la dejamos, si hay perros de sobra..
Bueno, tras varios cambios repentinos terminamos de cargar, van 23. Andamos sobrados... Eran las nueve y media y ya empezaba a picar el sol.
- Vaya día nos espera.
- Como no haya agua se jode algún perro, ya lo veras..
Llegamos a la junta, tarde, como de costumbre.. Somos peraleos, ¿que esperáis? Se sucedían los saludos, la mañana estaba animada pero.. ¿Y el del puesto? Le pregunto a mi padre si había hablado con él, nada de nada. Pues estamos de c..
- Voy a llamarle a ver que dice.
- Vale, dile que se de prisa que va a empezar el sorteo.
Después de una ristra interminable de llamadas consigo hablar con él, resulta que tenia la licencia caducada. Me dice que está en el cajero pero que no sabe el número donde hay que ingresarlo. Al final no cobramos...
Por fin y con la hora pegada al culo llega, mi padre ya le había cogido el puesto y se va inmediatamente.
Bueno, es nuestro turno. Recibimos instrucciones de Manuel, nos toca soltar con Jesús "el Chule" y dar todos los riberos de Gualija, las cancheras del Churrero hasta chocar con Julio "Carpas" y Paco "Pajas".
Soltamos sobre las doce, hoy por lo menos andamos bien.. Es una mano bastante larga, pero no hay monte.
Los perros iban y venían sin pausa pero el calor podía con ellos. Nada, no salieron ni pájaros, tan solo una corza en el tope que los perros no la vieron aunque es de las veces que se te ponen los pelos de punta. La Gitana empieza a calentarse en el rastro y ladra una vez, esa voz de los sabuesos, fría y ronca que se escucha desde la otra punta de la mancha. Acto seguido empiezan a llegar perros y emprenden una rápida carrera hacia donde vi por última vez al pequeño animal, me quede sorprendido, pocas veces había visto a mis podencos jipar el rastro y ahí iban, desde el primero hasta el último con una bonita ladra que parecía que no se iba a acabar nunca.
Estamos sin nadie le dije a mi padre. Al rato empezaron a aparecer manchas blancas por el cerro de enfrente, iban viniendo poco a poco, aunque desde entonces no volví a ver a la Nica.
Cuando íbamos llegando a la suelta salió otra ladra, no sabia lo que era. Llegamos a la suelta, los perros terminaron rendidos, tuvimos que llevar a alguno cogido durante un rato para que no se quedase en el sitio.. Empiezan a llegar monteros y me comentan que la ultima ladra era un guarro y que han escuchado a algún perro quejarse, los reviso pero están todos bien. Falta la Nica, esperamos un rato y me decido por ir a buscarla donde la vi por ultima vez.
- Papa, esta perra se ha despistao con los de la otra mano y anda por allí dando vueltas.
- Vamos y la das un par de voces a ver si acude.
No hicieron falta las voces, ya venia el camino arriba el pobre animal que no podía con su alma...
El resultado no estuvo mal a falta de reses en mi mano, sobre catorce o quince, entre ellos, un guarro que posteriormente dio bronce.